Todavía vuelvo la vista atrás y pienso que la última vez que escribí una entrada en este blog fue allá por el 2014 y que no tenía demasiado claro el motivo por el que seguir manteniéndolo o cerrarlo definitivamente. Hoy puedo decir que poco o nada queda de la persona que escribía sus entradas por desahogarse y compartir sus vivencias entre 4 paredes durante aquella época en la que solamente era opositora a tiempo completo o ejercía la abogacía por cuenta propia.
Las personas evolucionamos, la vida pasa y solo nosotros decidimos qué es lo que queremos que sea mientras tanto. Pues bien, lejos de divagar sobre el sentido de la vida que podría reencarnarme un millón de veces y ni siquiera encontrarlo, lo que sí he aprendido es cómo funciona la RESILIENCIA.
En psicología, resiliencia es la capacidad que tiene el ser humano para superar periodos de dolor emocional o episodios traumáticos fortaleciéndose con la experiencia, y me voy a permitir la licencia de hablar en primera persona: cuando has superado la muerte de un ser querido que para tí era el pilar fundamental de la confianza en tí mismo; cuando te han fallado las pocas personas en las que confiabas ciégamente; cuando te has pasado literalmente tres cuartas partes de tu vida estudiando y luchando por lo que quieres pese a haberte caído una y un millón de veces estrellándote contra el suelo de la cruda realidad; nadie entiende lo que haces, ni por qué eres así, has estado enfermo por problemas nerviosos derivados de llevar la procesión por dentro y morderte la lengua en sendas ocasiones y tu cuerpo lo ha somatizado, no es que debas mostrar resiliencia, es que ERES RESILIENTE. Si pese a todo ello sigues remando amiga@, bravo por tí.
En mi caso, aun teniendo una vida estupenda, una familia maravillosa, nunca me ha faltado el trabajo y poder contar con hacer lo que me gusta, he tenido siempre la sensación de no estar nunca haciendo lo correcto ni en el momento adecuado, y ello estriba en que por circunstancias externas, me he sentido siempre "la eterna insatisfecha".
Insatisfacción absurda aparentemente, si tenemos en cuenta que la felicidad se persigue y se vive tal y como la entiende cada uno y que cuando has superado un golpe del tipo que sea, estás siempre predispuesto con la escopeta montada a verlas venir en la siguiente. Por ejemplo, cuando consigues dedicarte a lo que quieres, no es el momento de estudiar como cuando tenias 20 años, ni cuando trabajas de algo que aunque no te guste te de un buen ritmo de vida, no estas satisfecho tampoco porque lo que quieres es estudiar, y así sucesivamente insatisfecho mientras la vida pasa y vas superando etapas aun sin concederte el momento que mereces de darte una palmadita en la espalda a ti mismo y seguir madurando y viviendo con más fuerza.
Después de esta reflexión interna que me rondaba hacia meses por la cabeza, he decidido retomar mi blog y dejarme llevar por las pequeñas cosas que me gustaban antes, las que me gustan ahora y las que quiero conocer y reflejar por escrito, ya que esto es un ejercicio de redacción muy necesario para mí y mi sosiego mental.
Salir y respirar...con otro aire ;)