domingo, 1 de junio de 2014

ALGO TIENE CADIZ, ADEMÁS DE BODEGAS ANTONIO BARBADILLO

Han pasado 7 meses desde que publiqué mi última entrada y tengo tantas recetas, catas y novedades que compartir que la verdad es que no sé muy bien por dónde empezar.
Empezaré por el principio porque blogspot cambió su politica de privacidad y no me dejaba acceder a mi propio blog, por lo que tengo varias entradas que no se publicaron pese a estar programadas para que salieran automáticamente. En fin, lejos de contar aquí obra y milagros de la red, lo que sí tengo que decir es que visto lo visto...algo tiene Cadiz.
Tras muchos vaivenes personales que me han provocado desplazarme por la geografía andaluza unas veces por motivos laborales, otras por motivos personales y otras simplemente por devoción a esta tierra andaluza, debo decir que adoro Granada, su gente y su vino pero que Cadiz tiene algo muy muy especial para mí en todos los sentidos...será su gente, será su olor, quizá sea su encanto personal o tal vez que algo dentro de mí innatamente me vincula a esta tierra pero me enamoré en su día de la cata que presento hoy.
Cuando entré en aquel restaurante (bastante a ciegas, dicho sea de paso) lo último que imaginé fue que probaría este vino del que me declaro fan incondicional desde estas líneas. Una copa de blanco semidulce fresquito por favor- dije- y junto con la copa me sirvieron una tapa del mejor cazón en adobo que he probado jamás.
Mi sorpresa vino cuando al preguntar qué vino era aquel, me respondieron que se trataba del "Maestrante", de color traslúcido, y amarillo pálido, como su cosecha proviene 100% de uva palomino, destaca por su sabor afrutado y agradable, lo que lo convierte en el maridaje perfecto para pescados, mariscos y tempuras sin exceder del dulzor justo para dejar en boca apreciado retrogusto.
Lo entendí todo cuando leyendo supe que era una creación de Bodegas Antonio Barbadillo, como su ubicación denota, nace en Sanlúcar , Barbadillo es Sur y es mar...es Cadiz y es viento de levante, es manzanilla, cante y baile, es aroma a sal...es ganas de vivir y disfrutar los buenos momentos.
Te transporta a un viaje para los sentidos, a cerrar los ojos y sentir La Caleta, la risa de un gaditano, la alegría que transmite y la paz a su vez, el tándem perfecto para respirar felicidad y bienestar, porque al fin y al cabo, esta vida son cuatro días, dos de fandangos, y dos de bulerías.
Y dicho esto, retomo mi andanza en el ciberespacio prometiendo no dejar pasar tanto tiempo sin poner remedio a mi ausencia literario-culinaria, primero porque es mi mejor forma de plasmar sensaciones y sentimientos, y segundo porque de nada sirve sentir si no lo compartes con quien sabe apreciarlo.

Saludos navegantes ;)