miércoles, 4 de julio de 2012

EN UN RINCÓN DE MI ALMA

Allí donde nadie ha llegado jamás, a veces incluso ni siquiera yo misma; donde se esconden mis mayores secretos y los sentimientos que soy incapaz de mostrar. Donde se confunden mi corazón y mi raciocinio hasta el desconcierto, llegando en ocasiones a caminar de la mano con la desdicha y otras con la ilusión en silencio. Donde me encuentro sola con mis pensamientos, mis metas y el concepto de justicia tal y como lo entiende mi persona; es allí donde hacía demasiado tiempo que no echaba un vistazo y el lugar donde debería mirar con más frecuencia cuando la vida me ofrece un contratiempo tras otro y no me queda otra que recordar quien soy.
Donde nadie me lee ni me escucha porque mi voz no alcanza; es allí donde encuentro mis respuestas.
Y unas veces las respuestas son asimilables, pero otras resulta especialmente difícil obtener algo beneficioso de la resolución de una circunstancia porque no siempre se está preparado para ello, incluso no se está preparado para darse de bruces con la realidad y escucharlo de otra boca.
Como la ilustración de esta entrada, cada vez me identifico más con la Diosa Némesis y nada más lejos de la realidad el empleo de la terminología "diosa" puesto que soy consciente de que jamás me he sentido ni me sentiré como tal porque mi educación y los valores que me han curtido como persona no me lo permitirían por pura humildad, que con ella se va a todas partes...


Némesis es la diosa de la justicia retributiva, la venganza y la fortuna. Castigaba a quienes lo merecían, y sobre todo, a los hijos desobedientes a sus padres. Recibía los votos y juramentos secretos de su amor y vengaba a los amantes infelices o desgraciados por el perjurio o infidelidad. Personifica la Venganza divina, y por eso se encarga de castigar a quienes caen en la desmesura (exceso de felicidad en los humanos, el orgullo, la soberbia, y por supuesto el desafío a los dioses), una de las grandes faltas para los griegos.
Es una deidad primordial, por lo que no está sometida a los dictámenes de los dioses olímpicos. Sus sanciones tienen usualmente la intención de dejar claro a los hombres que, debido a su condición humana, no pueden ser excesivamente afortunados ni deben trastocar con sus actos, ya sean buenos o malos, el equilibrio universal.



(La existencia de esta venganza divina encuentra su explicación en la cosmovisión que tenían los griegos, para quienes el equilibrio era lo más importante. Cuando éste se rompía, se ponía en peligro el orden de las cosas, por lo que era necesario el castigo para mantener al mundo tal y como es.)

Y en la necesidad de castigo para mantener el mundo tal y como es, empiezo por mí misma, siempre intentando buscar el equilibrio y no caer en la desmesura por lo que en muchas ocasiones no hago más que castigarme por ser "extremadamente realista" sin abandonarme al puro sentimiento como hace la mayoría de los mortales encontrando así la plenitud de su alma.

Y ahí es donde mi parcela íntima entra en juego y me colapsa, me bloquea y hasta me hace perder el norte. Cuando me detengo a pensar si sería más feliz no siendo tan racional y abandonándome a los dictámenes de mi corazón, pero justo después, algo me lo impide y solo consigo mostrar externamente ser alguien frio cuando la verdad se encuentra en el rincón de mi alma al que dedico esta entrada.

Seguir adelante sin mirar atrás y encontrar el sentido de la vida es la ratio última para ser feliz, así que mientras lo encuentro, seguiré caminando.

3 comentarios:

kike dijo...

Me has dejado de piedra Yol...como escribes peladilla alcoyana...cada día me sorprendes más con alguna faceta nueva. Si no tenía ya suficiente con que seas jurista, excelente profesional de hostelería, comercial, relaciones públicas y que tuvieras una mano increible para los niños la faceta escritora me ha dejado fuera de combate. Me quito el sombrero.
Un beso enorme de Lucía y mío desde tierras valencianas.

yoly dijo...

Kikeeeeeee!!! os echo mucho de menos a los dos :( ahora vivo en Granada,y trabajo aqui(ejerzo la abogacía) y además no me mates por ello pero julio y agosto estoy en la cocina en un restaurante;pero te digo ya que no hay color de trabajar codo con codo contigo cantando y aprendiendo de ti.Me alegra mucho que me sigas leyendo y me halaga más aún que te guste como escribo, me siento afortunada porque pese al tiempo y la distancia,os sigais acordando de mi. Un besazo enorme desde tierras granaínas ;)

Anónimo dijo...

Caminamos un ratito?
Irene